5.PINTURA Y FOTOGRAFÍA.

              A la vez que la fotografía se democratiza, y en estrecha relación con los constantes perfeccionamientos de sus técnicas, continúa la preocupación por las cuestiones sintácticas. Las polémicas entre fotógrafos van a tener interés, primero porque se adelantan a muchas soluciones de los pintores de vanguardia y en segundo lugar porque de sus discusiones nacerán los códigos cinematográficos y fotonovelísticos que constituyen la base de los modos de relación de la sociedad contemporánea. Hasta 1860 se mantiene la polémica entre los partidarios de la fotografía nítida (daguerrotipo) y los partidarios de lo borroso (calotipo). Cada uno de ellos encuentra justificación estética para sus posiciones. Aunque subyacía un problema económico que se subsanó con el empleo del colodión húmedo, que dejó en un segundo plano a los otros dos.


              Los impresionistas de París se vieron influidos directamente por el uso que de la luz hacía la fotografía, así en 1863, Manet, precursor de los impresionistas, presentará en el Salón su famoso “Dejeuner sur l’herbe”. Hay algo que no se debe olvidar y es que la fotografía trataba en sus comienzos de imitar a la pintura. Los más célebres fotógrafos concebían sus retratos como auténticos óleos tradicionales. Esta actitud es llevada a los extremos en las composiciones aparatosamente moralistas de Rejlander.